viernes, 21 de septiembre de 2007

APROVECHA TU TIEMPO.

Imagina que alguien descubrió una manera de fabricar tiempo. En el laboratorio de alta tecnología se fabrican los minutos, y después se los vende a personas muy ocupadas. Imagínate comprando cinco horas para hacer una tarea atrasada. Es interesante, pero no cuentes con esto. Sabemos que nunca tendremos tiempo extra. Lo que necesitamos es encontrar una solución mejor a la escasez de tiempo, porque sólo podremos contar con 24 horas por día.

LA FALTA DE TIEMPO NO ES DISCULPA.

En realidad, el tiempo no es el problema; las personas lo son. Somos desorganizados y tenemos demasiados compromisos. Cada semana parece una rueda viva de actividades y plazos, clases, ensayos de la banda, entrenamientos y competencias deportivas, reuniones de hora marcada, programación de la Asociación de los Estudiantes, toneladas de trabajo en casa, investigaciones en la biblioteca, trabajos escritos para entregar, estudiar para las pruebas, y así sucesivamente. Mucha presión y poco tiempo para dormir.

Pero, ¿qué hacer cuando todo parece urgente? ¿Qué hacer cuando la atención necesita ser dividida entre muchas cosas de una sola vez?

POTENCIALIZADOR DE TIEMPO Nº 1

Aprende a decir NO.

El poder de la palabra NO supera en mucho su tamaño. Puede aniquilar con un simple soplo. Es un salto que en el primer intento llega al tope de la mayor pila de tareas. Puede cortar los ocupados horarios como un cuchillo caliente corta la manteca. ¡NO es una gran palabra! El problema es que sentimos una dificultad inmensa para usarla. Parece que queda presa en la garganta.

Una de las grandes barreras que impiden decir NO es la necesidad de agradar a las personas. La preocupación “¿qué pensarán de mí?” nos hace correr para atender una invitación o una solicitud después de otra. Realmente hay un cierto riesgo al decir NO. Alguien podrá sentirse chasqueado y aun molesto. Pero cuando intentas agradar a todo el mundo la persona que quedará más perjudicada eres tú. La verdad es que las personas respetan más a aquellos que organizan sus prioridades y se cuidan aprovechando su tiempo de la mejor manera. Los amigos que te rechazan porque no atendiste a sus pedidos realmente no son buenos amigos. Empieza aprendiendo a decir NO a pequeñas cosas como limitar el tiempo de charlas al teléfono, o no quedar después de clases para hacer otros tiros en el cesto de básquet. Después continúa anulando actividades más importantes como, quizá, la de editor del diario del colegio, o cantando en un solo coro y dejando los demás. Aprende a decir No de manera gentil. Algo así, por ejemplo: “Si mi horario no estuviera tan cargado apreciaría ayudarte”. También se puede sugerir alternativas como: “Este domingo es imposible, pero para el próximo hay una posibilidad”. Otra alternativa: “No podré dirigir la comisión organizadora del programa, pero puedo disponer de dos horas para ayudar en la decoración”. Las alternativas te sacan del ojo del huracán, pero también muestran tu interés en cooperar.

Jesús dijo NO varias veces. En el final de su vida en la Tierra él oró a su Padre: “Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese” (Juan 17:4). Había millones de cosas que las personas querían que Cristo hiciera, pero él eligió hacer lo que estaba en los planes de Dios para él.


POTENCIALIZADOR DE TIEMPO Nº 2

Evalúate de acuerdo con el valor que Dios te da.

Muchas personas siempre están ocupadas porque sienten que son valoradas por la cantidad de cosas que pueden realizar. ¡Pero no es así! En verdad, tu valor no tiene nada que ver con cuánto o qué haces. La dignidad, el valor personal, no se logra; es un regalo de Dios. Nunca tendríamos tantos talentos o haríamos cosas lo suficiente como para merecer el infinito valor que él nos da. Dios nos asegura que cada día nos tratará como la persona más importante del planeta Tierra porque él nos ama. No podemos conquistar este amor ni podemos apagarlo. Si realmente creyéramos en esta verdad no sentiríamos una presión tan grande para probar lo que somos delante de los demás.

POTENCIALIZADOR DE TIEMPO Nº 3.

Escoge tus prioridades.

Yo tenía un enorme perro de nombre Trueno. Él era medio husky siberiano y medio pastor alemán. Podía mirarme directamente a los ojos cuando se levantaba apoyado en las patas traseras. Cuando salíamos a caminar no era yo quien lo llevaba, era él que me arrastraba. La cadena atada al collar quedaba recta por la fuerza con que él me tiraba; yo parecía un barco enfrentando un ventarrón. A pesar de mis mejores intenciones, él me arrastraba de un poste al otro, de un árbol a otro, de una planta a otra, oliendo todo, excavando, dando vueltas, ladrando, escuchando y roznando. No había dudas de quién estaba en el control. Nuestro paseo vespertino era exhaustivo. Solamente una cosa atría su interés, hasta que otra le llamara la atención. Él no tenía sentido de dirección y ningún propósito definido.

A menos que establezcamos nuestras prioridades, viviremos nuestros días como Trueno hacía conmigo; permitiremos que nuestras ocupaciones nos arrastren de una tarea a otra. Al actuar sobre la base de las prioridades nos sentimos maravillosamente libres y satisfechos. Pero no es fácil. El truco es centrarse en las cosas que realmente son imprescindibles. Pregúntate a ti mismo: “¿Qué cosas son las más importantes y valiosas para mí? ¿Qué es lo que realmente no puede dejar de hacer?”

Toma un papel y escribe dos listas. Una con el título “Prioridad Máxima” y la otra “Otros”. Piensa en las actividades que acostumbras realizar, y escríbelas debajo de una o de la otra columna. Pon especial atención en no poner en la columna de “Prioridad Máxima” sólo las actividades que no pueden faltar. (¡Cuidado! No hagas esta lista muy larga). Seguramente los estudios y las tareas de casa estarán en la columna de la “Prioridad Máxima”.

Ahora, haz una pausa y observa dónde pusiste algunas cosas significativas, como el tiempo para estar a solas con Dios, las horas suficientes para el sueño, la recreación y el ejercicio físico. ¿Qué ocurriría en tu vida si estas actividades siempre ocuparan la columna de “Prioridad Máxima”?

Podrías argumentar: “¿Pero de qué manera podría hacer esto? ¡Simplemente es imposible!” No, si tienes ganas de vivir una vida equilibrada. Dar valor a tu crecimiento personal y a tu salud es mucho más que realizable, es vital.

Puedo verte “rascando la cabeza” y contestando: “Venciste; y hasta me gustaría incluir en la Prioridad Máxima estas cosas personales, pero ellas no tienen fin y ocupan mucho tiempo”.

El autor Stephen Covey, en su libro Primero las prioridades, escribió una interesante ilustración en la página 89: “Piensa en una jarra transparente vacía sobre una mesa. Hay otro recipiente lleno de arena y al lado están cinco o seis piedras medianas. El instructor te dice que llenes la jarra con la arena. Cuando terminas, él te dice que coloques ahora las piedras. Le contestas que no hay más espacio. Entonces el instructor dice que empieces todo otra vez, esta vez poniendo primero las piedras y entonces llenes los espacios con la mayor cantidad de arena posible”. Ahora sí, salió bien!

Las piedras representan las Prioridades Máximas de tu vida. Atendiéndolas tendrás equilibrio. La arena representa todo lo demás que hacemos. La clave es : solamente realizar las actividades “arena” después de que las actividades “piedra” estén listas. Organiza un plan en el comienzo de la semana y primero marca bloques de tiempo para tus actividades “piedra”. Si alguien intenta interrumpir y usar aquel tiempo que ya estña ocupado, honestamente podrás decirle: “Disculpa, pero en el momento estoy ocupado con algo muy importante”.

Haz una revisión semanal en tu horario y procede a los ajustes cuando sea necesario. No pases tus días reaccionando a lo que los demás quieren; sé tú el gerente de tu vida. ¡Toma una actitud! Olvida la idea de encontrar más tiempo. Haz que tu tiempo rinda, cortando actividades vacías y reorganizándote.

Dios desea que te realices en la vida. Él sabe que pasando algún tiempo de Prioridad Máxima con él harás que las horas siguientes sean muy productivas. Él también sabe cómo darte la sabiduría y el coraje que necesitas para poner las primeras cosas primero. A veces podrás frustrarte, pero centrarte en lo que más valoras te ayudará a elegir mejor.

POTENCIALIZADOR DE TIEMPO Nº 4.

Conócete.

Mi hija es maravillosa, pero realmente no es madrugadora. Al levantarse de la cama tropieza y deambula medio letárgica hasta la mitad de la mañana. Por la nochecita, a la hora de la cena, desborda de energía. Forzarla a levantarse tempranito para estudiar para una prueba sería pérdida de tiempo, para no decir un desastre. Ella realiza mejor sus tareas por la noche. ¿Y en cuánto a ti? Ajusta tus actividades a tu ritmo natural. No te sobrecargues de tareas a la hora que en general te sientes cansado e irritable. Todo será más demorado cuando la persona no está en su mejor momento.

POTENCIALIZADOR DE TIEMPO Nº 5

Administra la tendencia de postergar.

Los perfeccionistas tienen dificultades con esto. Ellos calculan:”Bien, yo no siento que puedo hacer eso con perfección; entonces es mejor esperar”. Luego vence el plazo y ellos tienen que hacer la tarea corriendo y no queda “perfecto”, por supuesto. No hay nada humano que sea perfecto. Un buen adagio para los perfeccionistas es: Todo lo que vale la pena hacer, vale la pena hacerlo imperfecto”. Parece raro, pero funciona así. Por lo tanto, no esperes hasta tener ganas. La acción mueve la voluntad, y no al revés. A veces las personas postergan porque la tarea parece muy grande y no saben por dónde empezar. Recuerda el antiguo consejo acerca de qué hacer para comer un elefante: un poco a la vez. Divide la tarea en pedazos menores. Haz un plan. La clave aquí es empezar en una de las partes, cualquiera que sea, o la que parezca más lógica. El hecho de empezar aumentará la energía y la confianza.

CONCLUSIÓN

Cada uno de nosotros tiene las mismas 24 horas cada día. Úsalas con sabiduría y ellas podrán ser los ladrillos que construirán la persona que deseas ser.

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